miércoles, 11 de mayo de 2011

Tópicos

Si hay algo de bueno en llegar a los cincuenta -aparte del hecho en sí, que no es poco-, es esa curiosa autoridad que se presume, como no, por los años vividos. O vívidos. Supuestamente somos más sabios (tópico) y por lo tanto nuestra palabra tiene más relevancia, y un mayor peso específico (tópicos). En esa simple aritmética, por contrario, si tienes veinticinco, sabes muy poco de la vida (otro tópico) y además, seguro, eres comunista (tópico, si los hay). Nosotros -vejetes, carrozas, carcas-, conservadores (gran tópico).
Convengamos que la ideología no tiene que tener, menos en estos tiempos, una relación con la edad. Que no por ser muuuy jóven eres muuuy de izquierdas, ni ser de izquierdas te convierte en un adolescente. Aunque siempre hay casos raros en eso de la politica. De hecho sobran ejemplos en nuestra vida cotidiana que, si no son una regla, son bastante emblemáticos, veamos: Justín Biever es un cantante jovencísimo ¿es comunista? Personalmente lo dudo. En el otro extremo del ciclo vital, Fidel Castro. ¿Alguien duda que no lo es? ¡Ven! ¿Otro? Mark Zuckerberg, el creador de Facebook, es un pibe, mucho de programación pero de materialismo dialéctico, cero. En la otra esquina: Vladímir Vladímirovich Putin. Sí, si, Putin. Hasta perteneció a la KGB ¡Mirá si no es comunista!
Sin embargo a todos los une el poder, o el dinero. O las dos cosas. Lo que no quita que pueda ser re comunista (¿tópico?).
La cuestión a la que quiero llegar, creo, es que estamos rodeados de tópicos. Tópicos para todo. De todos los colores y tamaños, en distintos idiomas, en diferentes regiones, en cualquier estrato social ¡tópicos! Los usamos para ocultar los pequeños o grandes baches de nuestro discurso. Cuántos más baches, más tópicos, y viceversa. Tanto sirven para un roto como para un descosido. Son versátiles y se adaptan a infinidad de cuestiones. Se estiran, se hierven, se gritan. Mientras cumplan el objetivo de taparle la boca al oponente, los tópicos, son imprescindibles en toda discusión. Y se desarrollan diálogos como éste:
-Israel es un Estado criminal!
-Pero si es el único gobierno democrático de toda esa región, qué decís..
-Mirá a los pobres palestinos de Gaza ¡es un apartheid!
-¿Qué? Si hasta les dejaron las infraestructuras de los colonos judíos, que el mismo gobierno de Israel sacó hasta por la fuerza y de forma unilateral!
-¡Já! Pero ahora los tienen bloqueados...
-El bloqueo es para que los islamistas que gobiernan Gaza no reciban armas ¡que usan contra Israel! ¡Viven tirando cohetes..!
-Lo hacen para defenderse de los israelíes que tiene muchísimas armas y aviones...
-Pero no están bombardeando todos los días las ciudades palestinas. Si fuese así no habría piedra sobre piedra...
-Lo hacen de a poco.
-¿Qué cosa?
-Bombardear...
-Solo responden cuando caen cohetes en su territorio...o le secuestran a alguien...
-Son cohetes caseros, artesanales...
-Lo serán, pero también matan y los disparan indiscriminadamente, donde caen, caen...
-Porque los palestinos son pobres y no tiene la tecnología que tiene Israel...
-O sea que si la tuviesen no necesitarían meterse de noche en casa de unos colonos y matarlos a cuchilladas, hasta a un bebé de meses...
-¡Los israelíes también matan niños!
-Nunca deliberadamente, ni por venganza. Y es imposible que no haya victimas civiles si son usados de escudos humanos...o de bombas humanas!
-¡Son martires!
-Entonces en qué quedamos.
-Que Israel es un Estado criminal!

Y así podríamos seguir siglos. Claro que alguien dirá que tengo una visión "carca" del asunto, o peor "facha" (el uso de este término sobrepasa ya lo de tópico al igual que "progre"). Será que los cincuenta afectan mis sentidos. Al igual que los tópicos. Los míos. Y los de los otros.


Nota: El autor de este blog fue jefe de arte de la revista de la Federación Juvenil Comunista Argentina. Y ha vivido en Israel.

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