lunes, 12 de diciembre de 2011

Sexografías: "Brujas", "Ogros" y resurrecciones.

-¿Sabés lo que te faltó decir? Es quién se transforma primero, si el “ogro” o la “bruja”, entendés-, me cuestionaba mi amiga Julieta, -porque no creo que de la mañana a la noche, y poniéndose de acuerdo, los dos salten de la cama convertidos…siempre hay una de las partes que se transformará primero, digo, ¿no?
Le expliqué que eso sería como buscar un responsable, y en una pareja, como dicen las “viejas de barrio”, las cosas son de dos. Aunque, acotaría yo, las más de las veces son de tres…y hasta de cuatro, o de cinco, si me apuran. Y con el Facebook se multiplican hasta el infinito. Dependiendo de la cantidad de “amigos”, claro.
Sebastián, un amigo, de carne y hueso, me preguntó otra cosa:
-¿Sabés cuánto tarda un “ogro” en convertirse en hombre?
-No-, le respondí intrigado, y sorprendido.
-Un segundo-, respondió con sonrisa maliciosa. Y me hizo caer.
-¿Tan rápido?-, pregunté siguiéndole el juego.
-Bueno, depende de lo que haya durado el primero-, se rió satisfecho de su invención.
No está mal, pensé. Por lo general entre “ogros” y “brujas”, uno ya es demasiado, y en una semana, o al mes. Así que si se repite en una misma noche algo cambió o está por cambiar. O es la despedida. Igual ese hecho –la repetición del acto sexual entre dos infortunados-, puede ser un síntoma de resurrección. O la recuperación súbita que precede a la muerte. Siempre hablando de la parte humana que ahora está abducida por los desagradables personajes míticos de la cotidianeidad.
De todos modos Sebas me aclaró: Yo habló del “ogro” con otra mujer, humana, ¿me entendés?, no con la “bruja”. Con esa ni un millón de años…luz.
Le contesté que desde mi punto de vista el sexo, si bien es esencial, puede llegar a sublimarse en situaciones extremas, y el amor entre ambas personas permanece inalterable. Una cosa es la pasión desenfrenada que se dosifica con el paso del tiempo, y otra el “brujismo” y el “ogreísmo”. Uno de los factores fundamentales para la aparición de éstos es el tiempo. Tiempo de hervor, tiempo de cocción, tiempo de deglución, tiempo de digestión y…tiempo muerto. En cuál estadio de la relación surgen los nefandos personajes, es imprevisible. No hay fórmulas. Quizá alguna que otra estadística no muy fiable, de esas que se publican en las revistas de supuesto valor científico. Nada. Más aún cuando hay otro elemento tan vital como incontrolable: el deseo. Este te puede llevar al milagro o la tragedia.
(Mientras yo me esforzaba por desarrollar una supuesta “teoría” más o menos coherente, mi amigo miraba las piernas cruzadas de una bonita dama, que todo hay que decirlo, también acaparó mi atención unos instantes. Hasta que se fue, concretamente).
-¿Te sigo contando?
-Sí, sí, seguí, seguí-, insistió Sebas, nuevamente interesado en el tema.
Bueno, como te estaba diciendo, son muchísimos los factores que acaban degenerando la fisonomía humana hasta convertirla en “bruja” u “ogro”. Y ese proceso no es fácilmente reversible. No basta con “más sexo”. Ni tener más sexo rehabilita la desmoronada estructura de un matrimonio en ruinas. Lo esencial es el amor, y es lo que se ha evaporado. Cualquier proeza amatoria no hace otra cosa que certificar la ausencia de lo esencial.
Sebas insistió, apuntándome un par de ejemplos de gente conocida por ambos, en que igual es posible revertir el proceso. “Brujas” que han vuelto a ser mujeres con sus respectivos “ogros” reconvertidos en hombres.
-Lo dijiste vos: no hay fórmulas. Y es algo así como una “resurrección”…
-No me decías hace un momento que “ni en cien años…luz”.
-Bueno, es que si no, no me cerraba el chiste…lo del “segundo” y todo eso…lo que yo pienso es que no hay reglas-, se puso serio, al fin, -y si no hay reglas es que hay libertad, y si hay libertad hay elección, y se elige a aquel o a aquella que en algún momento parecía un “ogro” o una “bruja”, es que hay grandes probabilidades de que sea amor, ¿no? ¿No hablabas de lo esencial hace un momento? No digo un amor, así, apasionado. Algo más templado, sabés…más equilibrado…Apasionado pero no tonto…
-Con respeto mutuo…
-Eso, claro, ¿no es lo primero que notás entre “brujas” y “ogros”, la falta de respeto?
-Pues sí…¿Y vos crees que es posible recuperar el respeto cuando ya se han hecho tantas heridas? Cómo se recupera la confianza, antes de nada. Porqué tenés que confiar en que no se va a perder nunca más el respeto, ¿entendés?
-Mirá, yo conozco gente que lo ha logrado. Cómo, y no sé, pero ahí están, y muy felices…
-Cuando se pierde el respeto, puede que hayan formas de recuperarlo, pero te aseguro que cuando se pierde la confianza, no la encontrás nunca más.
-No decías que lo esencial es el amor…
-El amor es confianza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario