miércoles, 23 de noviembre de 2011

SEXO inVIRTUAL

El tsunami informático no tiene fin. Y recién ha comenzado. Antes, y digo antes hace unos diez años, la “cosa” era virtual. Pero ese concepto ya es “arcaico”. Es físico. O tan virtual como una llamada telefónica. Necesitas medicamentos: internet. Herramientas: internet. Repuestos de coches, pasajes de avión, un calentador de agua caliente: todo internet. Sexo, amistades, una oreja, todo. Y sobre esto último, la variedad que prefieras o ni te imaginas.
Los portales para hallar “relaciones serias” no les van saga a las de “relaciones fugaces”. Y todos están comunicados con todos. Es un laberinto en donde no sabemos dónde empieza lo discreto y dónde acaba lo promiscuo. El auténtico “Cambalache” de la búsqueda de la pasión, o simplemente sexo.
A propósito de esto leía hace unos días, un reportaje en un periódico de España. Una página completa de entrevistas a mujeres –que no dieron su nombre, por supuesto-, y sus experiencias con las “Agencias de Relaciones Serias”. Todas las entrevistadas decían estar casadas. Y aburridas de la rutina matrimonial. Una de ellas relataba la cantidad de citas a las que había asistido: cincuenta. De las que confesaba solo concretó plenamente, y sin quejas: diecisiete. No todos a la vez ¡epa! Llevaba un bolso de gimnasio en el que portaba una indumentaria nada deportiva. Bueno, para ciertos “deportes”, tal vez. Su afán de demostración la condujo al baño del bar en dónde se realizaba el reportaje. Un bar común y corriente. Y allí se transformó en dos minutos. Como los súper héroes. Vestido ajustadísimo, tacones de diez centímetros, en fin, toda una diva. Otra, de unos cuarenta años, contaba como la habían puesto en contacto con tal o cual agencia, todo a través de internet. Todo menos el sexo, claro. Y el pago realizado en metálico en un banco, para que no haya vestigios del gasto.
Era el modo, decía otra, de concretar fantasías que su marido nunca aceptaría, y que además ella tampoco consideraba fuese posible realizar por pudor o prejuicios, o simplemente porque justamente de eso se trataba la fantasía: hacerlo con un extraño. Es la mejor forma, aseguraba una cuarta, de mantener su matrimonio.
Todo sonaba muy parecido al antiguo “ir de putas”, de los hombres. Aunque las entrevistadas decían que sus experiencias fueron con tipos corrientes, no trabajadores del sexo. Para eso las agencias, que recababan suficientes datos antes de conceder las citas. Solo polvos, espolvoreados con bastante adrenalina. Y por lo general, algunos gastos pagados por el caballero semi anónimo.
Debo confesar que yo era muy escéptico con el tema de las relaciones de internet. Claro, me quedé en la época del chat de Hotmail, sin cámaras ni micrófonos. La tecnología arrasó mi recelo. Y ahora con los móviles, los sms, etc. Se de parejas muy felices unidas con un click.
Antes, con el simple chateo, todo era un palabrerío poco fiable, un ejercicio de onanismo universal: Que tengo treinta años y en realidad pasaba los cincuenta; que la soledad, esto y lo otro y en verdad tenía un familión y una prole de varios pueblos a la redonda; que le gustaba el sexo tántrico y se conocía el kamasutra de memoria pero la realidad es que no le veía “la cara a Dios” desde hacía varias generaciones. En fin, en su momento me inspiro una canción que ahora ya suena antigua, por supuesto:
“Le habla de sus ansias, de su modo de ser
Y él la sueña cada noche cuando cierra el Messenger…
Ella no le ha dicho nunca que cumplió cincuenta y seis
Y él no dice que postrado en ese lecho lleva tres…”
(Messenger, 2001)
Ahora con el Facebook es muy diferente. Antes de solicitar, o conceder una amistad a un desconocid@, ya sabes qué música le gusta, qué lee, que estupideces comenta –lo que da una aproximación a su coeficiente intelectual-, si va mucho al cine, si le gusta mucho el trago…todo el curri y el culum completo. Así pues si surge una cita real la sorpresa no es tan traumática. No más que la te llevas luego de unos años de casad@.
Algunas veces simplifica las cosas. Directamente van al sexo, que es lo que les falta conocer del otro. Lo demás consta en su perfil. Si mienten el fraude se devela muy rápido. Por no hablar de las antiguas parejas que se reencuentran y las que se separan. L@s ex que reaparecen subitamente enamorados, o furiosos, envíando vídeos sugestivos, indirectas apasionadas, "me gusta" hasta la errata, sonrisas de paréntesis interminables. Sin necesidad de usar el chat para que nadie se entere: mensajes y mensajes a cual más besucón, o abrazón. Claro, que aquí también hay trampa, cómo no...La realidad, la palpable y cotidiana, y el efecto que produce en cada vida con sus más y sus menos, segundo a segundo, es muy distinta a la rabia y la baba virtual.
Ahora, igual, para estar actualizado escribí una canción sobre el Facebook.
“…golpes militares y romances de escuela
Que evoca una foto que vi en FB…
…dónde en septiembre ya es primavera
Aquella muchacha ya es una mujer
Que cuelga en su “muro” con orgullo de abuela
La imagen del niño que acaba de nacer…”
(La foto de Facebook)
No sé cuánto tiempo tardará en estar caduca, pero así es la vida, bueno, la tecnología.

1 comentario:

  1. Una panorámica precisa de los encuentros y no desencuentros de esta nueva era de comunicación. Pienso que es una libertad programada..pero libertad.. como diciendo: salimos de los casilleros y jugamos otro juego.
    De eso se trata de un gran juego..
    Saludos desde el sur.

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