sábado, 10 de septiembre de 2011

HISTORIA DE UNA CANCION: Serrat, el catalán...

Cuando comencé a escribir VOCES, el tema que dedicaba a Joan Manuel Serrat, no sabía muchas cosas -aún no las sé, o no sé muchas otras-, y compuse el tema con una mezcla de ideas y sentimientos que recogían mis vivencias con el acompañamiento de su obra –ver el vídeo VOCES a Serrat, en youtube-. Allí en Argentina, la gente que llegó a escucharlo, en especial personas con cierta edad, se sintieron identificados. A muchos les gustó a pesar de la atmósfera melancólica que envolvía dicha canción. Era –es- muy emotiva, claro, no podía ser de otra manera, por lo menos para mí. Como cualquier fan, en más de una ocasión fantaseé dedicándosela en su presencia. ¿Por qué no?
En la época que la grabé, 1999, mis recursos eran escasos, económicamente hablando, así que tenía dos copias en cassette y una en cedé. Nada más.
Con ellos llegué a España en el 2002. Y con una idea muy diferente de la realidad española.
No es que desconociese la situación política, al menos la que nos llega a través de los medios de información diariamente. El gobierno actual –el de ese momento-, el largo conflicto con los nacionalismos…Pero no al punto de los fanatismos y sectarismos que luego, viviendo aquí, en Madrid, uno, extranjero, descubre que es el pan de cada día –el pan duro-.
En Argentina, como en cualquier sitio, hay regionalismos, localismos. Envidias, recelos, desprecios, pullas, entre gente de distintas zonas del país. Pero nadie discute si o no es Argentino. Y eso que hay una distancia enorme, cultural, política y económica entre, por ejemplo, un jujeño –norte- y un rionegrino –centro sur-. Pero eso es allá. Donde compuse esa canción llamada VOCES.
Una de las primeras cosas que hice recién llegado, fue ir hasta las oficinas del representante de mi “ídolo”, ahí en la Castellana, y les dejé el cassette, en mano, a personas que me aseguraron lo harían llegar a las oficinas de Barcelona. Por si acaso, una semana después les llevé otro. No fuese que se perdiera por el camino.
Insistente y caradura, muy obstinado la verdad, no perdí oportunidad de contactarlo. Así que por una de esas casualidades, andando por Alonso Martínez, me crucé con Sabina, sí, sí, el mismo, acompañado por un par de personas –quizá sus representantes-, él, con lentes oscuros, y aire distante, me sonrió al oírme ¡Sabina! Hablé con él dos segundos, o tres, tiempo suficiente para sacar de mi cartera la letra manuscrita de VOCES, y pedirle (¿?) “Vos que lo conocés…”
-Claro, somos muy amigos-, me dijo
-Si tenés oportunidad ¿No le darías esta letra? Es una canción que le dediqué…-
-Sí, déjamela-, me respondió guardándola en el bolsillo de su chaqueta.
-Gracias, te lo agradezco mucho…¡y un gusto enorme!-, lo despedí estrechándole la mano y hablándole ya a su perfil que se alejaba.
Las cosas hay que intentarlas, ¿No?
Escribí la letra recordando el año en el que escuché por primera vez “Tu nombre me sabe a hierba”, en la radio. Año 1969. Un verano en el que como tantos otros, viajaba con mi madre desde Buenos Aires hasta la provincia de Neuquén. El trayecto en tren era en sí toda una aventura, mínimo 24 horas, y en clase turista. Directo desde la estación de Constitución hasta Cutral-có, cuando todavía circulaban trenes a todas partes. Otro país, sin duda. El convoy atravesaba de este a oeste aquella cintura argentina. Bahía Blanca, parada de dos horas. Río Negro, el Alto Valle con sus interminables alamedas y sus plantaciones de manzanas…
“Tu voz me trae un verano,
Un aroma dulzón de manzanas…”

Eran, aquellos días, tiempos de gobiernos militares, pero la ruina económica vendría después, empezaría a mediados de los 70, con el “gobierno” civil de la Viuda de Perón, Isabel Martínez, y definitivamente con los criminales de Videla y compañía.
“Entre ruidos de amor y metralla
Tu voz me lleva de la mano…
Y me enciende otra luz de miradas
Es país que no encuentro y palabras
No dichas jamás entre hermanos
No dichas siquiera entre lágrimas…”

A través de internet, estando aún en Argentina, me contacté con unas radios de Cataluña que recibieron con agrado la premisa de un tema dedicado a Serrat. Luego no recibí más respuesta.
No les habrá gustado, pensé. Nunca se sabe.
Aquí en España la canté varias veces en distintos sitios pero me llamaba la atención que los elogios o comentarios los recibía de otros latinoamericanos…Rara vez de un español. Tan rara que no lo recuerdo.
Una vez en las oficinas del representante de Ana Belén, le dejé a éste el único cedé original con algunas de mis canciones, entre ellas, VOCES, y un ejemplar de un libro con mis letras, que había auto editado. Nada.
Y más allá de cualquier otro tipo de valoración artística, me di cuenta del “error”, la canción tenía, y tiene –no la pienso cambiar, claro-, un profundo, grave, brutal pecado de ignorancia y nada menos que en el estribillo:
“No es tu culpa la herida, el pasado,
Cicatrices, ausencias, encantos…

El acento español de tu voz catalana
En aquella Argentina feroz de mi infancia…”
Sí, estaba ahí, ahora más que nunca lo comprendo: lo que para mí era un reconocimiento, un detalle, un guiño a su naturaleza regional era…¡una ofensa! Una terrible e imperdonable ofensa. Para algunos hasta una burla. Cómo podía decir que su “voz catalana” tiene “acento español”. Cómo no sabía yo que Joan Manuel, el “Nano”, era súper, hiper, requetenacionalista…
“Tu voz me trajo otras voces,
Que me traen aún la esperanza…
La ilusión de otra vida en lengua castellana
Te la debo en mi rima, te la obsequia mi alma…”

Más agravios: “la ilusión de otra vida en lengua castellana”. ¡Castellana! No, catalana.
Las otras voces de las que habla mi canción eran las de Antonio Machado, Miguel Hernández, León Felipe…Todos poetas de lengua española. Idioma en el que Joan Manuel Serrat llegó a mis oídos. Y escribí la canción desde mis sentimientos, desde la influencia de su música y su poesía, en mí y en tantos colegas argentinos.
Difícilmente yo, y unos cuantos millones en toda la América hispanohablante, le hubiésemos prestado atención de haber cantado sólo en catalán. Dudo que “Mediterráneo”, como otras tantas magníficas canciones suyas tendría una pizca de la popularidad que gozan –y merecen-, de haberlas cantado “solo” en su –respetable, por supuesto- lengua materna.
Mea culpa: pretendía rendir tributo a uno de los grandes de la música –para mí, sí, para mí-española, y creo, compuse una hiriente tonada “anti catalanista”.
Lo mío, una nadería, salí con un tenedor y llovía sopa.

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